En el corazón de Palermo se esconde un lugarcito que mezcla sabores españoles, arte, música y una dosis de sorpresas que te arrancan una sonrisa (y más de un “¡qué rico!”). Se llama Paquito, y te lo recomiendo, porque no es solo un restaurante: es una experiencia.
Tapas que enamoran (y sin gluten)
Fui con amigas y elegimos cuatro platos para compartir. Spoiler: no pudimos decidir cuál fue el mejor. Todos fueron espectaculares, con combinaciones originales, sabores intensos y una presentación que ya te hacía salivar antes del primer bocado.
- Gambas al ajillo: una joya. El punto de cocción de los langostinos era perfecto. Los ajos dorados crujían justo lo necesario, y el aceite en el que estaban cocidos tenía una intensidad y un aroma que marcaban la diferencia en cada mordisco.
- Tortilla de patatas con gambas: sí, leíste bien. Una vuelta de tuerca que me encantó. Las gambas estaban turgentes, firmes, lo que contrastaba muy bien con la suavidad de la papa y el huevo. ¡Aplausos para esta fusión!
- Morcillas con puré de peras, manzana y queso azul: arriesgado, sí. Pero qué bien resuelto. Dulzor, intensidad, cremosidad… todo en un solo plato que sorprende al paladar desde el primer bocado.
- Huevos rotos con chistorra y ‘nduja: sabor ahumado, potente, perfecto para los que buscan algo más cañero. La papa y el huevo actúan como base suave, pero lo que manda es esa mezcla picantita que te abraza la boca.
Acompañamos la comida con un Pinot Noir “Costa y Pampa” de bodega Trapiche, Chapadmalal, Buenos Aires, una sorpresa para mi. De sabor fresco, notas florales y ligero que ahora es tendencia entre los paladares más exigentes, este vino maridó de maravilla con todos los platos. Y de postre, la torta vasca. Cremosa, golosa, de esas que te hacen cerrar los ojos y suspirar. Resultó epico porque cada bocado fue musicalizado con la canción: “Te quiero, te quiero” de Nino Bravo. Final perfecto.
👉 Dato importante: todos estos platos eran libres de gluten, así que pude disfrutar del lugar con mi amiga Celia sin ningún problema. Un enorme punto a favor.
Leo Mattioli, C. Tangana y un salón lleno de guiños
Lo que hace único a Paquito no es solo su carta: es su identidad. En las paredes cuelgan retratos de íconos españoles como Karlos Arguiñano, Rosalía, Dalí y… no se bien porque, Leo Mattioli. Sí, el mismísimo “león santafesino del amor”.
Hay un cartel de neón que dice “Hay amor”, y los manteles individuales tienen frases de sus canciones. Mientras comés, suena música en español, mayormente artistas ibéricos, pero también podés escuchar a Leo en algún momento.
¿Por qué Leo Mattioli en un bodegón español? No lo sé. Pero funciona. Le da identidad, humor, nostalgia. Y te hace sentir que en Paquito, todo puede pasar.
El salón es pequeño, con pocas mesas, lo que lo hace cálido y perfecto para una cena íntima o con amigxs. En el centro, una cava vidriada permite ver botellas reposando bajo tierra, como si custodiaran la esencia del lugar.
Los jueves, suena el sur: show de flamenco en vivo
Fuimos un jueves y tuvimos la suerte de presenciar el show de flamenco. Un trío encantador: una cantante con una voz preciosa, un guitarrista impecable y una percusionista en el cajón flamenco. Interpretaron canciones populares españolas con mucha sensibilidad, generando una atmósfera especial.
El show se hace exclusivamente los jueves, así que si querés vivir la experiencia completa, ya sabés cuándo ir.
Mi veredicto: un lugar para volver (y recomendar sin dudar)
Paquito es de esos restaurantes que te dejan huella. La comida es de primer nivel, el ambiente tiene magia, el show en vivo eleva la experiencia, y los detalles lo convierten en un lugar con personalidad.
📍 Ubicación: Thames 1999 – Palermo, CABA
📆 Jueves con show flamenco
🥘 Tapas sin gluten y sabores originales
🍷 Vinos para maridar bien cada bocado
💃 Y sí, también Leo Mattioli te acompaña
¿Ya conocés Paquito? ¿Te animás a probar estas combinaciones?
Contame en comentarios o escribime si querés más data. ¡Y si vas, no dejes de pedir las gambas!
